De nuestros tres cuerpos: físico, mental y espiritual, el único que tiene libertad es el espíritu y se denomina Moksha.
Nuestro físico y mente están condicionados por mandatos y
creencias que no permiten que se expresen libremente, como sí sucede con el espíritu
que está disociado de los demás cuerpos.
El campo emocional no puede modificarse. Las emociones, pasiones, sentimientos y
afectos son responsables de nuestros estados emocionales, pasionales, sentimentales
y afectivos. La libertad espiritual termina cuando nuestra mente nos pone
condiciones o busca excusas en algo externo, para hacerlo cargo de nuestros
sentimientos.
Como por ejemplo cuando decimos que una persona nos hace felices o
tristes, cuando en realidad nuestra felicidad o tristeza no depende de una
persona, sino que es propio.
La mente necesita catalogar y ponerle nombre a los sentimientos
para hacernos sentir seguros y darnos tranquilidad, pero de esta forma evita
que podamos expresarnos y disfrutar de lo que sentimos, ya sea porque nos
termina generando culpa, vergüenza o incomodidad.
Muchas personas dicen ser felices por las cosas materiales que
tienen o las personas que las rodean, pero la felicidad está en uno mismo, no
en un otro, parece un cliché pero es real.
Si esto sucede es porque en realidad nosotros somos infelices con nosotros mismos porque no sabemos estar en
soledad, disfrutando de un momento de silencio, escuchándonos.
Moksha es aprender a identificar nuestras sensaciones y expresarlas.
La mayoría de las veces pensamos o decimos una cosa, nuestro
físico hace otra y nuestro espíritu siente algo completamente diferente, es por
eso que debemos ser coherentes con lo que sentimos, hacemos y decimos.
Somos felices por el solo hecho de existir
-Bibliografía: Apuntes de
clases teóricas